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Algo Contigo: historia de un bolero


“¿Hace falta que te diga que me muero por tener algo contigo?,

¿Es que no te has dado cuenta de lo mucho que me cuesta ser tu amigo?.”

Precisamente fueron estas primeras líneas las que se quedaron guardadas por más de un año entre las páginas de una libreta en la que el argentino, Chico Novarro, anotaba las letras que iba componiendo. ¿La razón?, pues nada más y nada menos que la imposibilidad de seguir escribiendo el resto de una letra que le hiciera justicia a semejante entrada.


-¿Cómo superás eso?, ché- dice siempre que se le pregunta sobre la historia de cómo compuso “Algo Contigo”, -¿cómo seguís escribiendo después de una entrada como esa?-.


Pero bien, antes de saber la interesante historia de este bolero que mil veces hemos escuchado en voz de diferentes artistas y, que a más de uno nos ha hecho sentir que fue compuesta basada en su propia historia, retrocedamos hasta la década de los cincuenta, cuando Bernardo Mitnik, un niño “del interior” nacido en Santa Fé, hijo de un zapatero ucraniano y de una migrante rumana, tocaba la bateria en distintos ensables de jazz que imitaban la corriente bebop de la época.


Mitnik, músico estudioso desde muy corta edad, no sólo tocaba la bateria, sino que también era guitarrista, cantante y un pianista experimentado; todo un as musical. Vaya, era tan versátil el muchacho que hasta las orquestas se lo peleaban, porque era el único músico que dominaba las síncopas del jazz y, a la vez, la clásica y disciplinada rigidez del tango.


Conforme fue creciendo comenzó a componer sus propias canciones, se abrió paso en el negocio de la música y acabó audicionando en 1961 para la RCA en Buenos Aires junto con su larguirucho amigo, Raúl Bonetto. Como resultado, el jefe de la firma discográfica, Ricardo Mejía, les dio la bienvenida a la empresa y les impuso el nombre de “Los Novarro”, como contestación a “Las Hermanas Navarro”, aquel grupo mexicano de twist y rock and roll formado por las coahuilenses Rosina y Socorro Navarro.

Como el amigo de Mitnik era muy alto, el jefe de la RCA le puso el mote de ‘Largo’ Novarro; lógicamente Bernardo Mitnik y su corta estatura, recibieron el apodo –por el que hasta ahora sigue siendo famoso- de ‘Chico’ Novarro.


“Los Novarro y el Combó Tumbáh” se hicieron famosos, salían en la tele, acaparaban la radio, y eran parte recurrente del “Club del Clan”, el programa favorito de la República Argentina. Pero como todo, acabó, y ‘Largo’ y ‘Chico’ tomaron caminos diferentes.


Para mediados de la década de los setenta, después de haber compuesto muchos tangos, boleros y baladas, Chico Novarro ya gozaba de una fama envidiable que lo hacía tener miles de fanáticas, entre las que se encontraba la cantante peruana Lissette Álvarez, quien estando de gira por la Argentina, se empeñó por conocerlo.

Nació una gran amistad, tan grande que Chico le regalaba muchas de sus composiciones, mismas que ella versionaba y hacía famosas en Perú. Claro, eran amigos, sólo amigos, pero eventualmente, Chico, como buen poeta, como buen cantante y bohemio empedernido, se enamoró de ella.


-¡Qué lastima que sólo soy amigo tuyo!- le dijo Chico una vez tras bambalinas, a lo que ella contestó con frialdad y táctica femenina, -ya, que lástima, Chico-.


El mismísimo Chico Novarro estaba en la friendzone.


Así que un día se sentó a escribir una canción despechado por su sentimiento mal correspondido, cuya frase de entrada fue tan fuerte, que no fue capaz de seguir haciéndola. Así que la guardó por mucho tiempo, por más de un año, sin decirle a nadie, como se dejan reposando las más grandes obras, hasta que un buen día de 1976, tomó la guitarra y se decidió a terminarla en medio de una especie de iluminación.


Grabó la canción, se hizo un estándar de la música popular y cientos de artistas la grabaron en todos los estilos musicales imaginables.

Años después, cuando volvió a estar en contacto con su amiga Lissette Álvarez, Chico se enteró de que ella se había casado con viejo amigo de él, el cantante cubano Willi Chirino, y, cuando se volvieron a encontrar Lissette no dudó en decirle a Chico lo mucho que le había gustado esa ‘cancioncita’ que se hizo tan famosa en todo el continente, la cual pensaba también en grabar muy a su estilo. No tenía idea.

Chico, con elegancia, sólo se limitó a contestarle:


-¿Tú sabés que esa canción la hice para ti?.-


Al final, las canciones siempre suenan diferente cuando sabemos todo lo que hubo detrás de ellas: cómo se compusieron, cómo se hicieron, en quién se inspiraron los artistas para hacerlas. “Algo Contigo” por siempre quedará como una de las obras más reconocibles del cancionero popular, por su tajante letra, por su perfecta construcción melódica, pero sobre todo, porque nos habla a cada uno como si al escucharla fuéramos nosotros quienes nos estamos contando esa historia de amor no correspondido, que retumba fuerte dentro de nuestra cabeza y nuestro corazón.


DATOS CURIOSOS DE “ALGO CONTIGO”


A pesar de sus primeras intenciones, Lissette Álvarez jamás volvió a considerar grabar una versión de esta canción.


Chico Novarro demandó a Vicentico en 2003 por haberle cambiado la letra en su versión al estilo salsa, y porque el arreglo le parecía de lo más “irrespetuoso”. Al final la demanda la ganó el antiguo ‘Cadillac’. Pero sin duda, lo más interesante, fue que cuando Hellman’s se interesó por comprar los derechos de la versión de Vicentico para un comercial, Chico Novarro, el dueño de los derechos, no dudó ni un segundo en autorizar que usaran y le pagaran regalías millonarias por aquella versión tan “irrespetuosa”.


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