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COLUMNA: ¿Alguien quiere pensar en los niños?

  • @Renbyh
  • 8 abr 2015
  • 2 Min. de lectura

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El maltrato infantil en México se incrementó en el último año, ¿qué pasará?


El 7 de abril, cada año se celebra el Día Mundial de la Salud y se habla del debido cuidado para tener una alimentación saludable, prevenir enfermedades desde la diarrea hasta el cáncer, según la página de la Organización Mundial de la Salud (OMS), sin embargo, existe un vacío, ya que la salud no se limita a una alimentación adecuada o a una rutina de ejercicio, implica también la salud mental, y que es desdeñada, particularmente la de los niños y niñas en temas de maltrato.


Tal pareciera que la salud no está relacionada con la violencia, pero se ha comprobado que la violencia tiene costos económicos, debido al bajo rendimiento laboral y escolar de quienes la sufren, además de costos en servicios médicos, legales y de vidas. La OMS, definió al maltrato infantil como “abusos y la desatención de que son objeto los menores de 18 años, e incluye todos los tipos de maltrato físico o psicológico, abuso sexual, desatención, negligencia y explotación comercial o de otro tipo que causen o puedan causar un daño a la salud, desarrollo o dignidad del niño, o poner en peligro su supervivencia” (2014).


En México, actualmente existe un repunte del maltrato infantil. Constantemente observamos que se activa la Alerta Amber por todo el país, las causas son diversas y en parte es por la violencia física que ejercen los padres sobre los hijos. La Convención de los Derechos del Niño, establece de manera específica la prohibición del castigo corporal, es decir, son acciones que usan la fuerza para tener control sobre su comportamiento como pellizcos, manazos, nalgadas, golpes con cables, cinturones, y aunque México ratificó su adhesión a la Convención, no hay nada en la Ley que expresamente prohíba los castigos corporales.


Lo lamentable de la violencia es que hay afectados silenciosos, que son los niños y niñas, que sufren de violencia no sólo en sus hogares, también en su escuela, con algún maestro o acosador o golpeador, además del tan famoso bullying, además de lamentable es preocupante, pues salir del círculo de violencia implica un verdadero reto para las autoridades, para las familias y sobre todo para la víctima.

Pese a que inician los esfuerzos para dotar a los infantes de una “ley a su altura”, es esfuerzo será vano mientras el núcleo familiar no intente combatir la perpetuidad de la violencia. El 5 de abril se creó la Procuraduría Federal de Protección de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, que es parte de la ley aprobada en año pasado, ¿será esta la respuesta a los vacíos legales para la situación de los niños y niñas de México? La pregunta está en el aire, veamos quién será el valiente de contestar.

 
 
 
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