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México, resignación y miedo ¿No hay de otra?

  • caferadioc
  • 15 jul 2014
  • 2 Min. de lectura

Por: Olga Jimenéz/Contexto Vivo


Lamentablemente el resumen de noticias del día no puede estar exento de una o más notas que reporten alguna cifra de muertes, un hecho violento o injusto. La situación ha permanecido por años. No son poc@s quienes al salir de sus domicilios entran automáticamente en estado de alerta, tomando precauciones para asegurar cuanto podamos nuestra integridad y nuestros bienes.


Y qué pasa cuando la autoridad es una pieza más de la inseguridad en que viven los/as ciudadanos. La corrupción ha demostrado ser el cáncer de nuestro sistema pues quienes tienen la tarea de velar por los derechos humanos y civiles ya sea desde el poder judicial, legislativo o ejecutivo son sólo una triste fachada con la dignidad llena de parches, constantemente queda expuesta su ineptitud y falta de compromiso con los/as gobernados/as.


Quien se pronuncia por un cambio profundo o en contra del régimen en curso es eliminad@ o ignorad@, a veces tomad@ en cuenta para simular que el diálogo y la libertad de expresión existen, sin realmente ser integrad@ en las decisiones, como han venido haciendo en el contexto de la discusión de la reforma a las leyes en materia energética y de telecomunicaciones. La situación deja a la población paralizada y el elemento clave de esa parálisis muchas veces es el miedo que deriva en resignación. Utilizado para manipular a otros/as el miedo es un instrumento perfecto de dominación.


Un ejemplo internacional es el de Estados Unidos y la guerra antiterrorismo, que bajo el discurso de perseguir la paz y la seguridad ha provocado miles de muertes y transgredido la soberanía de diversos países en nombre de sus intereses políticos y económicos.


México no está exento de aprovechar la utilidad del miedo: Guerra contra el narcotráfico ineficaz y necia, la epidemia de fiebre porcina del 2009, corrupción institucional, conflictos políticos y de intereses electorales, así como la inseguridad y violencia generalizadas son hechos de los que se han aprovechado para dirigir o restringir la acción de l@s habitantes.


La realidad así parece impuesta: Nos miramos, nos quejamos y está realidad no cambia. “Ni modo a seguirle” Sin duda hay que seguirle pero eso no debe significar resignación. Algun@s paradójicamente se quejan de quien se queja, porque eso no resuelve nunca el problema. Pero si nadie se manifestara tampoco lo resolvería y sería denigrante dejar pasar todo por alto porque “no hay más que hacer”, significaría ceder nuestro derecho a la expresión. Manifestarse es ejercer un derecho, no lo menospreciemos.


Anteriormente me despedí con las palabras del cantautor Víctor Jara, en esta ocasión vale la pena recordar un verso inquietante de Benedetti: ¿Qué pasaría si de pronto una injusticia, solo una, es repudiada por todos, todos que somos todos, no unos, no algunos, sino todos?



 
 
 

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