Monocromía politónica.
- caferadioc
- 23 jun 2014
- 3 Min. de lectura
Por: @crownzyy
“La vida es una buena foto en blanco y negro. Hay blanco, hay negro, y un montón de sombras en
medio”
Karl Heiner
El color está presente en todos los momentos de nuestra vida; así es por cuestión natural en la visión humana. La fotografía, se posicionó en el siglo XIX como una manera de capturar pequeños pedazos de la realidad, de aprehender instantes de recuerdos. Surge a la par y como consecuencia de los primeros intentos, la fotografía monocromática. Superada ya hace tiempo gracias al avance en las técnicas, se llegó al color muy pronto. Sin embargo, el uso del blanco y negro ha continuado.
El uso extendido del Noir et Blanc, ha convertido a la que fuera una limitación cromática al inicio, en toda una pasión, e incluso en un arte. Mucho se ha hablado sobre el porqué de la continuación de su uso. La gran mayoría, coincide que es debido a los sentimientos que evoca. SI dentro de la teoría del color, cada uno representa un sentimiento o despierta una emoción en particular, el blanco y negro parece unificar a todos, dependiendo de la temática de la fotografía y su composición. Actualmente ligado por su origen al pasado, se le relaciona con la melancolía por un lado; la gamma monocromática lleva a aquel que la observa a la reflexión, a analizar la figura y
las formas sin que estorben los colores, pero sobre todo, a una cascada de sentimientos. Por esta razón, es muy común que se halle a la fotografía monocromática ligada a acotaciones históricas, a objetos clásicos; de ahí que muchos se vuelquen hacia ella y la eleven a estatus de arte.
Ahora, como ocurre en todas las cosas, existen ciertos parámetros que se han ido
consolidando al momento de hablar sobre fotografía en blanco y negro. De ahí la diferencia al valorar una obra y separarla de ser un simple cliché. Aunque en un inicio se basó en las ya conocidas placas bañadas con haluros de plata, la actual fotografía carente de color adquiere esta condición de diversas formas. Bien es sabido que hay aparatos capaces de captar las imágenes en blanco y negro directamente; por otro lado, existe una infinidad de programas informáticos capaces de despojar a las fotografías de su policromía. Debates interminables se desarrollan en torno a cual es la mejor técnica para obtener un buen resultado. ¿Las conclusiones? Por supuesto, las decide cada persona.
Para este estilo, su vida se vislumbra perpetua y su ciclo vital, parece estar unido a la
eternidad con su incoloro pasado. Muchos films son aún reflejo de sus inicios, La lista de Schindler es un ejemplo. Los tonos y matices también envuelven a estas fotos y las diferencian de las demás.
¿Quién no tiene fotografías en blanco y negro de sus abuelos, que cuentan viejas historias? Éstas, no son sólo apreciadas por dichas historias, aquellas que relatan, sino por su propia historia, la historia de la foto en sí. Olvidadas en un cajón o en una repisa, las antiguas fotografías en blanco y negro o sepia, se ven redimidas en sus compañeras monocromáticas actuales: ambas comparten
a misma magia de evocar la reflexión, la sencillez y el gozo en el espíritu humano. Un gozo sin colores, puro e incoloro como su misma esencia.